- Mientras el comercio informal, incluyendo las estafas “legales”, florece en Sayulita, los inspectores responsables de poner orden en este pueblo mágico, brillan por su ausencia
Ninguna novedad se me hace el hecho de que, en Sayulita Nayarit, la joya turística de los gringos informales, es decir de norteamericanos que les gusta atizarle a la mariguana, que les gusta surfear, que les gusta “antrear”, en pocas palabras, el paraíso de la libertad y diversión y claro, donde también van muchos mexicanos, y para seguir con la sobada costumbre que no es académica, también mexicanas, todo lo anterior, haya provocado un foco de atracción para el comercio informal, no solo el comercio informal, sino todo aquello que represente poder hacer negocio.
Esto lo digo porque hay tal boom de turismo y consumo de servicios, que desde luego las personas que tienen olfato mercantil, mismas que a veces parecen ser una especie de mafias, o grupos que se avisan entre ellos, para moverse de un lado a otro, buscando el ingreso, buscando la clientela turística, ya vieron que aquí está una buena mina de negocios informales.
Las cosas han llegado a tal extremo en este pueblo mágico que pertenece al municipio de Bahía de Banderas, que colectivos sociales, turísticos y culturales de Sayulita subieron una petición a Change.org para frenar esta situación.
Dicen estos colectivos que quieren que en Sayulita todo sea ordenado y cuidadoso en materia de legalidad, que en ese atractivo lugar, “curiosamente”, esto de curiosamente entre comillas, porque resulta mucha casualidad que mientras los inspectores de la PROFEPA y SEMARNAT brillan por su ausencias, florecen cientos de negocios irregulares en Sayulita.
La existencia de negocios irregulares en áreas públicas representa una amenaza para esta comunidad y la economía que aquí se mueve.
En el último año, se ha observado un incremento del 30% en la presencia de negocios ilegales, como la estafa del juego de canicas y bolitas en las calles principales, y un aumento del 50% en sombrillas, puestos de masajes, vendedores y bares no autorizados en la playa.
El asunto amigos y amigas, es que el pueblo noble y bueno, incluido a los gringos que también deben ser en este caso, nobles y buenos, pues caen en trampas de promociones en donde aparentemente se pueden ganar muchos pesos, mucho dinero pues, atinándole a encontrar por ejemplo la famosa “bolita”, los merolicos que se dedican a este negocio, son expertos en atraer personas, y lo peor, poca gente sabe que tienen lo que conocemos como “paleros”, es decir personas que en realidad son parte de su organización y se disfrazan de supuestos clientes a los que les va muy bien cuando juegan públicamente.
Para que se entienda mejor, esta estafa es un teatro completo, en donde los que ganan, son parte de los que que engañan y luego retornan lo ganado, haciendo esto sólo para llamar la atención de incautos que, como todos los mexicanos y a veces los gringos, quieren ganar sin mucho esfuerzo.
El asunto amigos y amigas, y jóvenes, si es que algún joven se anima a leer columnas políticas, es que Sayulita, era el diamante que paulatinamente se estaba puliendo y poco a poco, atraía más clientes, más turismo, de tal manera que un estudio reciente indica que el turismo en Sayulita genera el 60% de los ingresos anuales del municipio de Bahía de Banderas. Lean bien, de acuerdo al estudio en mención, el pueblo mágico de Sayulita, sólo este pueblo, generaba más de la mitad de los ingresos anuales de todo el municipio de Bahía de Banderas, generaba nada más y nada menos que el 60 por ciento de los ingresos por turismo, y esto no es cualquier cosa amigos y amigas, por lo que creo que es hora de que si las autoridades correspondientes, hablo de PROFEPA Y SEMARNAT, se han mostradas laxas con los comerciantes informales por algún “acuerdo”, entre ellos y los inspectores, si el pueblo de Sayulita, llega a perder su encanto por tanta informalidad, ilegalidad, desorden, todo esto tolerado por las “igualas”, que reciben, si es que reciben algunas autoridades, pues es hora de pensar en todo el municipio y no sólo en unos cuantos ambiciosos servidores públicos, que por unos cuantos “huevos”, que reciben, matarán a toda la gallina.
Sayulita nunca había estado tan mal. Las temporadas bajas son cada vez más largas y devastadoras. Se supone que es la «Joya de Bahía de Banderas» pero ha sido costumbre que a los comerciantes y prestadores de servicio formales, los tengan en el abandono, mientras que la carga de proteger a su comunidad recae injustamente sobre ellos, quienes se quejan de que a pesar de que cumplen el pago de impuestos, las autoridades, les siguen dejando la responsabilidad de sostener a Sayulita con sus recursos propios…parece que HÉCTOR SANTANA, ya tiene una tarea urgente para cuando lo unjan como alcalde…hasta mañana