Por: Héctor Severiano Ocegueda
Si por un momento dejamos de lado las PORRAS y la MERCADOTECNIA, no sin antes reconocerlos como ingredientes infaltables en el mundo electoral, convertido en ESPECTÁCULO, propongo un vistazo a las PROPUESTAS que comienzan a salir. Un destacado aspirante a dirigir la defensa de la Cuarta Transformación ha declarado recientemente que va por un nuevo MILAGRO MEXICANO, lo cual a más de celebrarse en tanto entrega al menos un BOSQUEJO de lo que pretende, inspira un comentario, que debe ser tomado en el marco general del DEBATE que en torno al presente y el futuro próximo de México urge comenzar a tejer.
No es la primera vez que una evocación de este tipo es lanzada al aire, el presidente AMLO ha insistido con bastante vehemencia en su adhesión al ESTADO de BIENESTAR (Welfare State), el experimento de la burguesía estadounidense con Franklin Delano ROOSEVELT al frente en el caso de nuestro vecino, que hubo de surgir como respuesta a la terrible CRISIS económica y social derivada de la Gran Depresión de 1929, una crisis del capitalismo que PREOCUPÓ a la élite del poder en Estados Unidos, en virtud de sus crudas consecuencias sociales (retratadas en obras magistrales como “Las Uvas de la Ira” del escritor estadounidense John STEINBECK) y que a la sazón se impuso en Europa como modelo de un capitalismo que se sintió seriamente AMENAZADO por la Unión Soviética viéndose precisado a otorgar CONCESIONES sociales. Luego de la Segunda Guerra Mundial el ESTADO de BIENESTAR, construido sobre un fundamento económico proporcionado en las ideas del economista británico John Maynard KEYNES, propone como salida a la severa CRISIS económica la rectoría del Estado a través de una serie de acciones encaminadas a SUAVIZAR la tensión de la LUCHA de CLASES otorgando CONCESIONES a los trabajadores. En México este periodo, con diversos matices, abarca desde los años 40 hasta 1970, abarcando los sexenios de Manuel ÁVILA Camacho, Miguel ALEMÁN Valdez, Adolfo RUIZ Cortines, Adolfo LÓPEZ Mateos y Gustavo DÍAZ Ordaz, en los cuales, debido a las particulares condiciones del desarrollo del capitalismo originadas por la Segunda Guerra Mundial y conflictos posteriores como la GUERRA de COREA, el Estado mexicano impulsó el modelo llamado de Sustitución de Importaciones y el conjunto conocido como DESARROLLO ESTABILIZADOR (1954-1974) planteado técnicamente por Antonio ORTIZ Mena, notable secretario de Hacienda de los gobiernos de López Mateos y Díaz Ordaz, director del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y mimado del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En efecto, el MILAGRO MEXICANO tuvo logros económicos y sociales los cuales, no obstante, no alcanzaron para evitar la concentración del poder PRESIDENCIAL una brutal DESIGUALDAD SOCIAL, marginación urbana, pobreza, desempleo, ciudades rodeadas de cinturones de miseria, que tuvieron como consecuencia el surgimiento de MOVIMIENTOS SOCIALES pacíficos y armados resultado de las condiciones insoportable de pobreza, autoritarismo gubernamental y caciquil, asfixiante antidemocracia, entre los más conocidos, el movimiento civil y armado de Rubén JARAMILLO en Morelos, los alzamientos guerrilleros dirigidos por Genaro VÁZQUEZ y Lucio CABAÑAS en Guerrero, los movimientos MAGISTERIAL en 1957, FERROCARRILERO en 1959, de MÉDICOS y trabajadores de la SALUD en 1964, el movimiento de los trabajadores ELECTRICISTAS de la Tendencia Democrática del SUTERM dirigida por Rafael GALVÁN, el movimiento estudiantil-popular de 1968 y la guerrilla urbana, sólo por mencionar los más sobresalientes, TODOS REPRIMIDOS a sangre y fuego por un Estado mexicano imbuido del espíritu ANTICOMUNISTA de la Guerra Fría que veía CONSPIRACIONES INTERNACIONALES en cada brote de protesta social.
Es claro que resulta un DESPROPÓSITO aspirar a la reedición de este modelo, no sólo por sus NEFASTOS efectos, sino porque el mundo contemporáneo es completamente distinto.