Por: Héctor Severiano Ocegueda
JOHNSON&JOHNSON, es una conocida empresa farmacéutica que produce talco para bebés y también OPIODES autorizados bajo receta médica. Su responsabilidad en la masificación del consumo de FENTANILO es de tal dimensión que un juez del estado de Oklahoma ordenó una multa por 572 millones de dólares por “promoción engañosa de analgésicos recetados altamente adictivos.” En este particular comparte créditos con otras empresas como Purdue Pharma propiedad de la multimillonaria familia de psiquiatras, SACKLER, misma que en caudales de fortuna compite nada menos que con la familia ROCKFEELLER, fabricante del tristemente célebre OxyContin, “medicamento” recetado a MILLONES de estadounidenses de manera entusiasta en clínicas y hospitales, puesto a la venta desde 1995 y autorizado por las autoridades estadounidenses con todas las de la ley en 2001, año en que esta empresa, ras una exitosa campaña de mercado, obtuvo GANANCIAS de fábula por mil 600 millones de dólares, mostrando al mundo una vez más que la LÓGICA de LUCRO del CAPITAL no conoce fronteras morales.
Tradicional espacio de consumo de estupefacientes, la sociedad estadounidense padece, entre otras, una grave crisis social resultado del incremento de la POBREZA, el ABANDONO y la búsqueda incesante de PLACER, sin faltar el lastre de centenares de miles de SOBREVIVIENTES de las interminables GUERRAS emprendidas desde la Segunda Guerra Mundial, pasando por las de Corea, Vietnam y las más recientes en Iraq y Afganistán, cuyos contingentes militares fueron abastecidos generosamente con dosis de MORFINA. No extraña que Estados Unidos sea ahora el epicentro de una EPIDEMIA de consumo de drogas LETALES. Una sociedad ENFERMA, no obstante, proporciona estupendos PRETEXTOS para el IMPERIO, siempre tan dispuesto a utilizar el mínimo “argumento” para emprender actos de CHANTAJE, PRESIÓN e INTERVENCIONES MILITARES.
Sin modificar en lo más mínimo las condiciones que inducen a su sociedad al CONSUMO de drogas, el gobierno de Estados Unidos se aplica a fondo en materia INJERENCISTA. La ALERTA lanzada con motivo del incremento de MUERTES por sobredosis ha generado una campaña con visos de INTERVENCIÓN militar, ESPÍAS y PROVOCADORES incluidos, que se agrega a las PRESIONES contra un gobierno de México que, más allá de la HIPOCRESÍA DIPLOMÁTICA, es visto con RECELO por un IMPERIALISMO acostumbrado a imponer absolutamente su VOLUNTAD en el suelo mexicano.
Para mantener la ABULTADA industria del Complejo Militar-Industrial, columna vertebral de la economía imperial, Estados Unidos necesita, EXIGE, inventar ENEMIGOS. ¿Cómo justificar los descomunales GASTOS en producción armamentística sin ENEMIGOS a los cuales combatir? Al caer la Unión Soviética, hubo de INVENTARSE a los “TERRORISTAS” de Al Qaeda, las INEXISTENTES armas de destrucción masiva del gobierno de Saddam Hussein en Iraq y ahora mismo los NARCOTRAFICANTES, ocultando que este “ENEMIGO” mantiene estrechos y profundos vínculos con las famosas OPERACIONES ENCUBIERTAS que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) lleva a cabo en todo el mundo. En su texto de investigación “La CIA, Camarena y Caro Quintero. La historia secreta”, el periodista Jesús ESQUIVEL puso al descubierto los nexos de esta organización de ESPIONAJE con los más renombrados narcotraficantes mexicanos en la década de los ochenta del siglo pasado, en el caso de intercambio de DROGAS por ARMAS para la CONTRARREVOLUCIÓN nicaragüense conocido como “Irán-Gate”
En el marco del RELEVO PRESIDENCIAL, el INJERENCISMO estadounidense es PRIORITARIO factor a considerar por los sectores CONSCIENTES y más COMBATIVOS del pueblo de México.