LA DISPUTA POR EL AGUA
Por: Héctor Severiano Ocegueda
En el marco del DEBATE nacional suscitado por la PROPUESTA de Ley General de Aguas emanada de la Presidencia de la República, vale una reflexión al conjunto de opiniones surgidas a su alrededor que son en general expresión de la LUCHA de CLASES en nuestro país en tanto se manifiestan entre otros los INTERESES del GRAN CAPITAL en contraposición a la postura del Estado mexicano que con esta LEY transita por la vía de retornar a la concepción del AGUA como DERECHO HUMANO. La dimensión del tema sin duda ha generado una ENCENDIDA polémica y sobre el particular continuarán vertiéndose diversidad de posiciones.
Primero habrá que recordar que la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) fue creada en 1989, durante el TRÁGICO sexenio de Carlos SALINAS de Gortari (1988-1994) en pleno AUGE del NEOLIBERALISMO en México. Su primer director, fue el aclamado y CAMALEÓNICO Dr. Fernando GONZÁLEZ VILLARREAL, todo un personaje que dio impulso singular a las políticas NEOLIBERALES privatizadoras, léase DEPREDADORAS y que igual, con un OPORTUNISMO sorprendente ahora se declara partidario fervoroso de la Cuarta Transformación y seguidor de la presidenta Claudia SHEINBAUM. Fueron los tiempos en que en los pasillos de las oficinas centrales de la CONAGUA corría una advertencia dirigida a ingenieros y técnicos: “Los tiempos cambiaron, váyanse y formen sus empresas”. La nación había pasado de instituciones como la Comisión Nacional de Irrigación, Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH) que habían mantenido una política más apegada al interés general de la nación a las instituciones del SALINATO en las cuales proliferó el interés de grandes intereses PRIVADOS.
Fue la CONAGUA el instrumento de la PRIVATIZACIÓN, la institución que con toda la fuerza del Estado, se encargó de convertir el AGUA en MERCANCÍA. Esta conversión tuvo consecuencias muy FAVORABLES para un grupo de GRANDES EMPRESAS y ACAPARADORES privados, pero DESASTROSAS para los CAMPESINOS POBRES y en general para el PUEBLO de México.
La legislación y reglamentación del uso y distribución del líquido fue rápidamente acoplada a los tiempos que corrían, en un ciclo que se cerró con la nefasta CONTRARREFORMA al Artículo 27 constitucional de 1992, que como es sabido se constituyó en el instrumento del resurgimiento del LATIFUNDISMO y el DESPOJO AGRARIO a través del PROCEDE. La Ley de Aguas Nacionales impuesta por SALINAS se dirigió precisamente a operar los mecanismos de la PRIVATIZACIÓN y conversión del AGUA en MERCANCÍA a través de TRES figuras clave: La CONCESIÓN, la constitución de CONSEJOS de CUENCA y la reformulación de la estructura de los DISTRITOS de RIEGO, figuras las dos últimas que abrieron los cauces de la participación de PRIVADOS en el manejo del agua. Los DISTRITOS de RIEGO agrícolas fueron copados por MAFIAS que hasta la fecha operan y los CONSEJOS de CUENCA fueron avasallados por la presencia de GRANDES PRODUCTORES, EMPRESAS PRIVADAS poderosas y POLÍTICOS vivales que aprovecharon el momento para hacerse de CONCESIONES.
Un acercamiento a CÓMO la época NEOLIBERAL impactó la administración del AGUA se puede leer en el texto “Los MILLONARIOS del AGUA” de los investigadores Wilfrido A. Gómez Arias y Andrea Moctezuma en el cual se DENUNCIA: “Empresas de riego, grandes compañías como Coca-Cola, Lala, Kimberly-Clark, la minera Peñasquito de la canadiense Goldcorp, la siderúrgica ArcelorMittal, aeropuertos como el de Cancún, hoteles, entidades como CFE Generación y un conjunto de políticos son los GRANDES ACAPARADORES del AGUA que persisten hasta la fecha gracias a la Ley salinista en la materia. Estos grandes acaparadores ascienden a 3 mil 304 grandes concesionariosque extraen un millón de metros cúbicos o más de agua al año, según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) analizados hasta 2020. En conjunto, este 1.1 por ciento de usuarios privados ha acaparado un volumen, equivalente al 22.3 por ciento de toda el agua concesionada para uso consuntivo en el país”.
Es momento de APOYAR el esfuerzo del gobierno de México por DEVOLVER al AGUA su carácter de DERECHO HUMANO.
