DON JESÚS VALDEZ+ Y RAÚL CASTRO LUPIO+ ¡LEYENDAS DEL BEISBOL NAYARITA!

  • En su tiempo vivieron con pasión el rey de los deportes y lo sirvieron, lo difundieron y lo disfrutaron para dejar un legado en la pelota caliente “cora”

Por Miguel Curiel Aguilar

Asociado CRODENAY

Dos personajes inolvidables del rey de los deportes en Nayarit, don José de Jesús Valdez Pérez y el ingeniero Raúl Castro Lupio; los dos, se adelantaron en el camino al eterno y dejaron una huella imborrable en la pelota caliente.

Don Jesús Valdez, hasta sus últimos días fue la voz oficial en el parque de beisbol “Gilberto Flores Muñoz” en la histórica ciudad de Compostela, apasionado narrador en la XEEF de los juegos de la liga Invernal del Noroeste en esa plaza ocupada por los “Pureros” de Compostela; autor de tres libros insustituibles que describen la historia del beisbol en ese municipio y es un legado importante para las nuevas generaciones. Empleado de la Universidad Autónoma de Nayarit y se distinguió en las funciones en el SETUAN y en general en su trato con todos, como una persona muy servicial, atenta, amable, que siempre ofreció su apoyo a quien lo necesitó. Fue socio de la Asociación de Cronistas Deportivos de Nayarit y pilar en el desarrollo de esta agrupación periodística.

El ingeniero Raúl Castro Lupio, hijo de don Raúl Castro Valdez y de la señora Enriqueta Lupio de Castro, vivió siempre la esencia del beisbol en su casa, porque ahí su papá, don Raúl y su mamá, la señora Queta, desayunaban, comían y cenaban beisbol y es que al ser don Raúl, secretario de la Liga Invernal del Noroeste, le ayudó siempre en la compilación de resultados y de gestión su señora esposa, el legado que dejó el ingeniero Raúl Castro Lupio es que fue muchos años el promotor y presidente de la Liga Municipal de Beisbol de Tepic que llevó el nombre de “Raúl Castro Valdez”, todos los domingos se le veía en los diferentes parques de beisbol de las comunidades como San Luis de Lozada, el Limón, Compostela, Colonia Moderna, Testerazo, La Labor, junto con su respetable esposa, la señora Manolita Torres Barrón, entre los dos cuidaban que la jornada beisbolera se desarrollara sin contratiempos. Sin duda, una persona muy atenta, una fina persona, beisbolero de corazón y tanto él como don Jesús, siempre fueron grandes amigos. Siempre los recordaremos con aprecio.

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