- De acuerdo al politólogo Armando Luna, los debates sólo le sirven a los partidos políticos para evaluar su desempeño de campaña, porque es claro que no recogen las demandas ciudadanas
Probablemente muchos de ustedes escucharon que hubo un debate el domingo pasado, y también probablemente algunos de ustedes tuvieron la capacidad de aguantar hasta el final, cuando por cierto el reloj del INE se hizo bolas, cosa que aprovechó de mal gusto el candidato del MC. Jorge Álvarez Máynez, para acusar a XÓCHITL GÁLVEZ, de estar metida en ese fallo.
Pero bueno, sin dejar el título del tema de este comentario, la mayoría de los que vieron el debate son personas cuyo voto, afiliación, gusto y simpatía por un determinado candidato o partido, ya está muy bien definida.
La prueba de lo anterior es que en cuanto terminó el debate el día domingo, de inmediato empezaron las publicaciones en las redes, diciendo que cada candidato había ganado el debate, lo que en esencia ni siquiera va a importar para las elecciones, un ejemplo de ello es el propio presidente de la república, el señor ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, quien durante 18 años, estuvo participando en debates, y sólo ganó la elección, en el último proceso electoral para la presidencia de México.
De esta reflexión, podemos deducir que aunque AMLO, haya ganado en los debates organizados en los tres procesos electorales, sólo ganó la presidencia, cuando aun sin presentarse al debate habría ocurrido su triunfo en las urnas electorales.
Comento con algunos colegas y con gente común y corriente, y sus opiniones respecto al debate, dependiendo del giro al que se dedican va desde que son: entretenidos, aburridos, democráticos, superficiales, interesantes, pobres, frívolos, intrigosos, difamatorios, y sobre todo, que es un lugar de encuentro en donde el punto principal es prometer todo aquello que los mismos contendientes saben que no podrán cumplir, ni hacer, porque además saben que llegado el momento y en caso de que la gente los elija como presidentes del país, su voluntad no es absoluta, ni infinita, ni mucho menos ilimitada, y tienen que sujetarse a las reglas del juego político, como es en primer lugar, el poder legislativo, y luego el poder judicial, así que las palabras tan repetidas, como: “en mi gobierno haré, exigiré, “ y cosas parecidas a esa, son pura fábula porque ningún presidente es absoluto.
Ahora permítanme tomar unas líneas que me parecen propicias difundirlas, escritas por el politólogo, Armando Luna Franco, quien escribió una extensa columna para Animal Político el día de ayer, de la cual sólo tomo un pequeño fragmento en el cual él se hace una pregunta: ¿realmente son necesarios los debates?
Cierto es que, en los procesos electorales pasados, los debates sirvieron para dotarnos de momentos memorables que se han convertido en memes y otros momentos culturales; en otros casos, los debates nos ofrecieron una idea más clara, por su difusión nacional, de quienes quieren gobernar al país y cuál es su propuesta. Ahora no sabemos de qué sirvió este debate en realidad, y eso es preocupante porque es un indicador del estado del proceso electoral, de la competencia, así como de la ciudadanía que está llamada a votar. Particularmente, creo que es importante destacar un hashtag que se hizo tendencia en X (antes Twitter): #LesValemosMadres porque refleja este problema.
El primer segmento juntó los temas de salud y educación, el segundo el tema de combate a la corrupción y transparencia, y el último bloque se dedicó a la no discriminación, los grupos vulnerables y la violencia contra las mujeres. Sin duda, todos esos temas son de importancia fundamental para la población de nuestro país, sólo superados por la seguridad y la economía que serán objeto de los próximos debates; sin embargo, en lugar de leer un ánimo de interés, simpatía o incluso apoyo por las propuestas o ideas presentadas durante el debate, la nota general fue de desencanto, decepción y un hartazgo ante la predictibilidad de las candidatas y el candidato. Además, nota que ya es común en los debates presidenciales, también estuvieron presentes los ataques y señalamientos mutuos que producen sorna.
El primer punto por discutir sobre la pertinencia de los debates para la competencia electoral y la vida democrática es: si el formato ya no sirve para colocar ideas, propuestas ni personas, sino sólo para generar desencanto, desinterés y abierto desdén hacia el ejercicio público de la discusión, ¿quién gana realmente con los debates? Los partidos políticos saturan nuestros medios de comunicación, las redes sociales y las calles con sus mensajes y su propaganda (colocada indebidamente en el mobiliario público), la sobreexposición a la que estamos sujetas y sujetos diariamente nos hace indiferentes ante sus dichos y sus promesas. Los debates sólo sirven a los partidos para evaluar su desempeño de campaña, porque es claro que no recogen las demandas ciudadanas…hasta mañana