Por: Héctor Severiano Ocegueda
El momento histórico de México es, por diversos motivos, ESPECIAL. Por primera vez una contienda electoral PRESIDENCIAL es antecedida por una COMPETENCIA abierta, a contrapelo de la TRADICIÓN del TAPADISMO que caracterizó al Viejo Sistema Político mexicano, decidida de antemano por el presidente de la república en turno. En medio de una acalorada polémica, en instantes ACCIDENTADO, la nación transita por un proceso de TRANSFORMACIÓN que acompaña el paso hacia la MULTIPOLARIDAD en un mundo sacudido por una grave CRISIS del CAPITALISMO desde 2007-2008. Como todo fenómeno social, el de México puede entenderse desde distintas dimensiones y niveles de profundidad. Visto en la perspectiva POLÍTICA, asistimos a una confrontación de PROYECTOS de nación de visiones expresadas ELECTORALMENTE en el enfrentamiento de partidos políticos, pero también de grandes corrientes sociales en forma de MOVIMIENTOS. Es cierto que estamos LEJOS de una REVOLUCIÓN, pero no cabe duda que la gestión presidencial de Andrés Manuel LÓPEZ OBRADO ha sacudido los CIMIENTOS de un sistema político que se creía INAMOVIBLE. La reciente IMPOSICIÓN de Xóchitl GÁLVEZ en el FRENTE OPOSITOR al gobierno de México, ha vuelto a mostrar, como lo vaticinó el propio mandatario mexicano, que su encaminada CANDIDATURA fue acordada con anterioridad a la MASCARADA vivida en los últimos días, por un GRUPO de NOTABLES apoyados por la Embajada de Estados Unidos, encabezados por Claudio X. GONZÁLEZ pertenecientes al sector del GRAN CAPITAL desplazado luego de la victoria de 2018, que APUESTA a la recuperación de la PRESIDENCIA, lo que llevaría a la RESTAURACIÓN.
Desde posturas CRÍTICAS se ha CUESTIONADO el avance de la Cuarta Transformación, lanzando la exigencia de la necesidad de una mayor DEFINICIÓN alrededor de temas centrales de la AGENDA de GOBIERNO, es evidente que en términos nacionales, en la escala federal, el gobierno de México ha realizado una destacada obra POLÍTICA y ECONÓMICA. Poco a poco se abre paso la perspectiva de la DEMOCRACIA PARTICIPATIVA a la cual habrá que fortalecer en los próximos años como EMBLEMA de un nuevo sistema político; en la expectativa de CORTO PLAZO, dependiendo de la próxima composición del PODER LEGISLATIVO federal, se abre la posibilidad de avanzar hacia las reformas ELECTORAL y JUDICIAL, que consolidarían la vía a una nueva institucionalidad.
El proceso transformador, sin embargo, ADOLECE aún de graves LIMITACIONES que podrían incluso convertirse en OBSTÁCULO difícil de salvar. A nivel LOCAL, se ha operado una PELIGROSA situación de MIMETIZACIÓN mediante el cual el Viejo Sistema Político y sus cuadros han adoptado el DISFRAZ de la transformación, cambiando HÁBILMENTE de camiseta, en un fenómeno histórico característico de etapas como la que vive nuestro país ahora, lo que sólo podrá ser contrarrestado con MOVILIZACIÓN y EDUCACIÓN POLÍTICA.
Si los partidarios de la PROFUNDIZACIÓN de la Cuarta Transformación en un sentido DEMOCRÁTICO-POPULAR no asumen la LUCHA SOCIAL y el MOVIMIENTO como estrategia central y se SUBORDINAN estrictamente a la lógica ELECTORAL, el riesgo de la RESTAURACIÓN del Viejo Sistema Político es evidente.
Asumamos que si se IMPONE la racionalidad político-electoral por encima de la MOVILIZACIÓN y la FORMACIÓN POLÍTICA y se abandona la BATALLA de las IDEAS, la posibilidad de una REGRESIÓN es inminente. Lo que habrán cambiado serán los nombres y las camisetas y las VIEJAS ESTRUCTURAS y tradiciones políticas habrán sobrevivido para CONTINUAR en el siglo XXI.