JUAN LIZÁRRAGA DUEÑAS


Un migrante hacia el sur

Segunda parte

Estando ya en Jumatán, la magnitud de la obra, para su tiempo, superó sus expectativas. Y pareció que la obra lo estaba esperando, justo llegó en el período de contratación, casi de inmediato es incorporado, primero como peón en los trabajos de desmonte y en general de la obra hidráulica, rápidamente se distinguió del resto del personal, por sus conocimientos para llevar adelante trabajos de mayor responsabilidad. Pasado el tiempo, 1939/1940, cuando la obra estaba por finalizar y la Comisión Federal de Electricidad tuvo que empezar a contratar personal para operar la Planta, Juan es uno de los primeros, convirtiéndose en el Jefe del Campamento de Jumatán y de la operación hidroeléctrica al iniciar en 1941, todo con la anuencia del señor Daniel Zavala Ayala representante de la CFE, que recién entraba a Nayarit. Al principio se trabajaba un solo turno, el primer operador fue José Carmen Morán, el turno de su descanso lo hacía el mismo Jefe, Juan Lizárraga. El trayecto hasta el fondo de la barranca donde estaba la planta, descenso y ascenso, al principio lo hacían a pie al no haberse todavía contratado al operador del malacate mecánico.

Solidario con su familia, ante esta ampliada oportunidad de trabajo se trae, como a mediados de los cuarentas a los que aún vivían en Copala, primero a su hijo Juanillo y a su sobrino Manuel empleándose también en Jumatán. Enseguida llama a su mamá Josefa y a su hermana Tomasa con el resto de sus otros cuatro hijos después de Manuel, dos jóvenes varones Cesar Augusto y Roberto que entran a trabajar tiempo después y dos hermosas mujeres Hilda y Julieta, que se quedaron a vivir en el campamento de Jumatán ya convertido en pueblo, llamando la atención sobre todo por los que ya lo habitaban, como los Moranes, por su estampa, su notoria entonación al hablar y el uso de extrañas palabras muy del sur de Sinaloa.

La nueva relación de trabajo con la CFE como trabajador permanente de base desde 1939, le abrió a Juan una nueva perspectiva obrero-patronal con la existencia de un Contrato Colectivo de Trabajo (CCT), que a nivel nacional recién se había establecido puesto que la paraestatal apenas tenía dos años de haber sido creada en el país. Cuando a partir de Jumatán empieza a crecer el número de trabajadores contratados por la empresa en Nayarit, y al ser esta obra, el ombligo tanto de la empresa como del nuevo Sindicato Nacional de Electricistas; tuvo Juan casi la obligación de ser el líder de la nueva Sección de Nayarit, tocándole participar en los años cincuentas y sesentas, en los primeros Congresos Nacionales del Sindicato, en la ciudad de México, para las revisiones del Contrato entre las partes, las diferentes relaciones laborales y demás particularidades. Con la estabilidad laboral que le daba su nuevo empleo Juan, desarrolla también inquietudes intelectuales que ya había tenido oportunidad de incursionar en algunas lecturas sobre estudios filosóficos y otros relacionados con la Masonería o Francmasonería y de la Orden Rosa Cruz. Para sus compañeros de trabajo, era admirable Juanito, así se le conocía en el campamento, con tantos conocimientos e ideas.

Después de terminar su tiempo laboral en la planta de jumatán de la CFE encontrándose ya jubilado en 1969, retoma plenamente sus inquietudes filosóficas, dedicando mayor tiempo de calidad para ampliar sus estudios, encontrando nuevas amistades fraternas o hermandades como suelen llamarse en las Logias Masónicas. Conoció aquí a José González hispano de origen, a José Magallanes Caldera agricultor del ejido de San Luis de Lozada, que tuvieron como él, cargos o grados prominentes. Incluso tuvo la oportunidad de influir en la iniciación de aspirantes a ingresar a su organización o Logia perteneciente a uno de los diferentes ritos existentes. En esta etapa es cuando Alberto Ruiz Mitre conoce a Don Juan Lizárraga Dueñas, reconociéndolo como su Maestro en estas disciplinas, recibe de él, por su vecindad en la Colonia San José donde ya vivían, información y conocimientos más profundos al respecto.

Afectado por terrible enfermedad, Juan fallece en 1977 a la edad 70 años, decimos que pasó a mejor Vida, de acuerdo a la masonería pasó al Eterno Oriente o a la Etapa de Transición según la Orden Rosacruz. Se extinguió su cuerpo, pero sigue su recuerdo presente en Jumatán. El Dr. Mitre se propuso y construyó, como un gran homenaje póstumo, la construcción de un Recinto Masónico que denominó “Centro Cultural Jumatán A.C. Sanctum Juan Lizárraga Dueñas”, lugar de las tenidas de la propia Logia y de periódicos eventos donde cada vez se le hacen merecidos reconocimientos. A estas reuniones de conmemoración somos invitados familiares y amigos que recibimos la gran herencia de vida de este ejemplar migrante hacia el sur.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *